La discapacidad auditiva podemos definirla como una pérdida o función anatómica anormal y/o fisiológica del sistema auditivo. Este hecho tiene como consecuencia que la persona que tiene esta discapacidad tendrá dificultades a la hora de escuchar, asimismo de acceder al lenguaje.
A través de la audición somos capaces de adquirir el lenguaje y el habla, por ello hemos de saber que cualquier trastorno auditivo en los niños y niñas de edades tempranas afectará a su adquisición del lenguaje, y con ello a la comunicación con los otros, influyendo en la evolución de las afectividades, en el desarrollo de la personalidad y en el acceso a la vida social.
Los niños y niñas que padezcan discapacidad auditiva, además de la pérdida total o parcial de la audición, va a suponer una serie de consecuencias influidas por varios factores como la edad de aparición de la deficiencia, el grado de pérdida, el nivel intelectual del niño/a, la existencia de restos auditivos, la implicación familiar, entre otros.
Las pérdidas auditivas se valoran en decibelios (dB). Existen muchos subgrupos dentro del colectivo de personas sordas, incluso, a veces, las diferencias entre los subgrupos son más notables que las diferencias entre los sordos y los oyentes. Por ello hemos de saber que no todas las personas con deficiencia auditiva tienen los mismos problemas y no se les puede tratar del mismo modo, pues la influencia de los factores anteriormente dichos condiciona el desarrollo integral de la persona con déficit auditivo.
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